Segen

Me da miedo escribir sin sentido,
dejarlo incompleto, predicho,
dejarlo gastado, inútil,
excesivo, derrochante, infundado,
barroco.

Un líquido acuoso con sabor a mar corre por toda mi cara,
viene a mi memoria ese día, esos momentos.
Lo último que te dije no fué cariñoso, no fué sentido,
no fué algo de lo que tú fueses merecedor,
no fue lo mas bello e ilustre que pudo haber salido de mis labios ya secos de tanto hablar. Así soy,
hablo, y hablo.
Y hablo.

Te fuiste.
Te has ido.
Saliste por esa puerta blanca, pesada ya de tanto abrir y cerrar,
pero nunca se cerrara como ese día,
que yo creí cualquier día.

'Todo estará bien' me dije.
Bien.
¿Qué es bien?
Lo deseable, y yo ¿siquiera sabía que deseaba?
No sabía si quererte; extrañarte, abrazarte,
no sabía, nunca supe.

Al menos tuve la dicha de regalarte (¿ó robarte?) lo que un niño recibe gratis,
un joven roba,
y un adulto paga.
Un beso.
Ni siquiera fué lo que es una despedida.
Yo qué sabía que no regresarías.
Tonta. Yo qué sabía.

Me fuí caminando a encerrarme entre esas cuatro paredes,
una verde, como un árbol en plena lluvia,
otra amarilla, y dos blancas,
para contrastar aquel atuendo mexicano.

Me recosté en esos enormes cojines también recostados como dulcemente
sobre el suelo frío y duro,
como abriendo sus brazos y estrechandome entre ellos.
Como si quisieran mantenerme tibia y quisieran reconfortarme,
como si supieran lo que pasaba.

Encendí la caja negra receptora de imágenes y sonidos a distancia,
¿Observaba detenidamente?
No.
Tan poco, que ni siquiera recuerdo qué había en esa caja, a esa hora,
en ese día.

Las imágenes se hicieron sombrías y el oxígeno justo,
mis pupilas no recibían siquiera una linea de luz,
y no me pude mantener, mis párpados limpios de maquillaje
se empezaron a cerrar
mi cuerpo cayó
...duerme

Empieza mi cerebro a fabricar esos colores llenos de eso que llaman vida,
empieza a jugar y a hacer mi cuerpo descansar sobre aquellos trozos de algodón
trabajado en China.

No.
Mamá gritando otra vez.
No mamá, ya no, hoy no.
La ví sin saber lo que tú pasabas por esos momentos,
parada justo frente mío,
gritando entre sollozos,
no entiendo; cállate.

Vi su cara llena de ira y aún atontada alcancé a escuchar,
no.
También oí algo del teléfono, y lo tomé,
presioné el botón verde y apenas y lograba entender lo que
escuchaba.

No.
No entiendo, repíte.
No capto, repíte.
No quiero, no lo repitas.
Colgué.

Mis ojos se empezaron a nublar, y dejé de escuchar
la Televisión que yo olvidada, dejé encendida.
Pensaba.

No, no llorarás, no sirve.
¿A dónde ibas mejor que aquí?
¡¿Porqué me dejas?!
No te vayas.
Vete.
Largo.
Vuelve.
¿Porqué?

Mis manos cubrieron mi entera cara,
haciendo que mis pupilas se dilataran;
negro, veo negro.

No, bebé, no.
No pude más que ocuparme de pensar,
de imaginar,
a aquella joven pareja
llena de ilusiones,
decepciones,
fuerza,
y sobre todo, coraje y el más inexplicable, exhuberante, desesperante y despanpanante amor que jamás haya yo visto, estuviera desmoronándose,
no lograba explicarme como un trocito podía hacer tanto daño.

El teléfono sonaba.
Y sonaba.
Y sonaba.
No sé si detrás del auricular habia voces sinceras,
dispuestas,
pero al menos gastaron algunos pesos en una llamada internacional,
no sé si se dieron cuenta que somos la misma carne.
Por aquí corre la misma sangre.
La misma suerte.
El mismo patrón.
Le pese a quien nos pese.
Ups.

Un abrazo.
Después de años sin hacerlo.
Un abrazo.
Quizá el mas dulce de los abrazos.

Ahora entiendo porqué te fuiste.
Para mandarnos unos 3 conejitos diarios cuando salimos apurados,
enojados y desesperados camino al trabajo, a la escuela, a la vida diaria, al menos yo, cuando veo un conejito correr,
al menos esos segundos,
te recuerdo, y pienso que desde algún lejano
(o cercano, muy cercano) lugar,
nos estás enviando conejitos para hacernos pensar en la vida, unos segundos mas.
Cada día.
Todos los días.

Hace mucho no lo hacía, pero ese liquido acuoso con sabor a mar,
va que corre hacia mis labios secos de tan poco besar, unas mejillas como las tuyas.
Rosaditas, y llenas de saliva.

Te extraño.

...sshh




Comentarios

erre ele dijo…
Tan bien relatado que sentí todo lo que pudiste haber sentido.

Una historia triste.
Lo siento por todo.

Aquí estamos.
Jícama dijo…
Muchas, pero muchas gracias.
Anónimo dijo…
Sabes que te quiero mucho,
Y recuerdo tanto ese día.
Y así como lo dijo el Sr. Lunático, aquí estamos.
Jícama dijo…
Gracias indefensa.
bf4e:) <- todo kemado u.u
:*

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