Mi locura y yo, yo, y mi locura.

Còmo aceptar el proceso natural del dolor, y no tomar mi tan frecuente camino de la negaciòn?
No, làgrimas, no quiero que salgan, guardense para cuando me caiga de la bicicleta o me queme los dedos. Guàrdense para cuando se me rompa un brazo, no el corazòn, porque no quiero aceptar la necesidad de llorar.
Pero aceptarlo serìa lo màs natural, lo mas sano.
Pero estoy enferma.

Comentarios

Anónimo dijo…
El dolor no tiene nacimiento, sino revelación, y la enfermedad es una escuela, puedes leer en este enlace el poema de Luis Rosales "Ahora que estamos juntos", te gustará

http://revistafast.wordpress.com/2010/05/31/luis-rosales-la-fe-intimista-de-un-poeta/

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