Miré mi paso.

Mi omóplato izquierdo seguramente está cansado de tanto odio de mí hacia él.
El encanto se me ha acabado hace tiempo,
no soy ni me importa parecer femenina.
Muchas veces he puéstome gafas más que lejanas a mis ojos.

A veces no es suficiente verse bien de frente, tienes que prestar detallada atención a todas las perspectivas.
Pero de qué sirve, me pregunto.
Bien, si lo vamos a ver así, en ese caso, de que sirve en realidad algo que hagamos?
En ese caso, qué tal un suicidio colectivo, y ya?

Este momento es el único que tenemos asegurado, y yo quiero vivirlo como yo quiero.
Qué tan malo puede ser eso?
Y si es malo, quién eres tú para juzgar la bondad y la maldad?
Voy a seguir luchando para que todos piensen así?
No, no creo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Nervios de punta redonda

A lo Johnnie Walker.

Ya te leí